Nací el día 1 de noviembre, día de todos los santos, y desde que tengo uso de recuerdo pasar la mañana de mi magnífico y deseado cumpleaños en el cementerio.
Estoy convencida de que estamos marcados por el día en que necesitó nacer, y que este nos muestra el camino a seguir para trabajar en lo que nos hará sentir plenos.
El hecho de recordar a nuestros difuntos ese día en concreto, que al principio viví como algo normal, mas tarde, empecé a vivirlo como algo no muy desagradable pero si incoherente. Me sentía alegre en un entorno donde se vivía la tristeza y el dolor del duelo, algo que a mi tierna edad, me generaba conflicto, así que decidí que ya no pasaría más mi cumple en el cementerio.
Afortunadamente mis padres sensibles al tema, accedieron sin dudar.
Supongo que esta experiencia me hizo vivir la muerte como parte indisociable de la vida, y con los años, el interés por la fase final de la vida, el buen morir y el duelo, fue en aumento. Empecé a leer autores especializados como Elisabeth Kübler-Röss, William Worden, Robert Neymeyer, Alba Payás, entre otros, a la vez que me interesé por los cuidados paliativos.
Más tarde cuando me formé cómo terapeuta Gestalt, tuve un profesor excepcional, Luis Camino que impartió un taller sobre duelo que me impactó de tal forma que comprendí, no sólo desde la razón, sino desde el fondo de mi corazón, que no era casualidad que pasara mis mas felices días, en el lugar donde la tristeza era omnipresente.
Así que empecé a formarme para poder acompañar a las personas que sufren la pérdida de un ser querido , escuchándoles con ternura y respeto, ofreciéndoles espacio para llorar, para soltar la rabia, para normalizar sus sentimientos encontrados y sosteniéndoles para que puedan continuar con su vida . Otra vida.
A día de hoy pienso que es un privilegio poder llevar a cabo este precioso trabajo de aceptación de la muerte y reconexión con la vida y agradezco a todas las personas que acompaño todo lo que me enseñan desde el amor y el dolor por la ausencia de su ser querido
Y espero seguir acompañándoles hasta el fin de mis días.
Luca Llinares Gellida
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